CUARTO DIA: RECORDANDO A LOS POBRES

CUARTO DIA: RECORDANDO A LOS POBRES

(Lauren Scharmer)

Sagrada Escritura:

Juan 6: 1-14

Después de esto, Jesús se fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. 

Y le seguía una gran multitud, pues veían las señales que realizaba en los enfermos. 

Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. 

Y estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. 

Entonces Jesús, alzando los ojos y viendo que una gran multitud venía hacia El, dijo  a Felipe: ¿Dónde compraremos pan para que coman éstos?  Pero decía esto para probarlo, porque El sabía lo que iba a hacer. 

Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no les bastarán para que cada uno reciba un pedazo. 

Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo a Jesús: 

Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos? 

Jesús dijo: Haced que la gente se recueste. Y había mucha hierba en aquel lugar. Así que los hombres se recostaron, en número de unos cinco mil. 

Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban recostados; y lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que querían. 

Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobran, para que no se pierda nada. 

Los recogieron, pues, y llenaron doce cestas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. 

La gente entonces, al ver la señal que Jesús había hecho, decía: Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo. 

Reflexión

Hace dos años, tuve el gran privilegio de visitar Tierra Santa. Y de todas las cosas gloriosas que encontramos, uno de los lugares que más me impactó fue el lugar en el Mar de Galilea donde Jesús realizó el milagro de los panes y los peces. El apóstol Felipe, cuando el Señor le pidió que diera algo para comer a los 5,000, dijo: "Aquí hay un niño pequeño que tiene cinco panes y dos peces, pero de qué sirve tan poco para muchos". Algo que es cierto de Dios - y a lo qué todos estamos siendo invitados ahora durante este tiempo de incertidumbre, espera y estrés- es que amamos y servimos (y quizás lo más importante es que somos vistos, conocidos y amados) por un Dios que no desperdicia nada. Un Dios que vio 5 panes y 2 peces y declaró que esa ofrenda débil era suficiente para alimentar a los 5,000.

Recuerdo estar sentado en este mismo lugar, sabiendo muy bien lo que había sucedido allí hace 2,000 años, y simplemente rogándole al Señor una multiplicación en mi propia vida. Estaba trayendo algunas intenciones bastante serias para los demás, sin mencionar mi propia vida y me quedé esperando y esperando y esperando a Dios y todo lo que obtuve fue silencio. Y sentarse con Dios en el silencio exige obediencia de nosotros.

Y sin embargo, incluso en el silencio, recordé una parte muy importante de esa escritura: "incluso los fragmentos". Qué tan cierto es esto para nosotros. . . ¿Con qué frecuencia siento que mi corazón está tan fragmentado? ¿Con qué frecuencia siento que, debido a que no estoy "satisfecho" en mi vocación, no tengo una canasta real llena de panes y peces? ¿Con qué frecuencia he sentido estos últimos días que, debido a que estoy atrapado en casa, tengo menos que ofrecer a los que me rodean, menos que ofrecerle al Señor? En resumen, soy muy consciente de lo que significa tener solo algunos fragmentos miserables. ¿Qué pasa si está en los fragmentos que nos está proporcionando?

El milagro de los panes y los peces dice algo realmente importante sobre el corazón de Dios y algo aún más glorioso sobre amar en la espera. Dios siempre, siempre hace mucho con tan poco. Lo que parece que no es suficiente se convierte en abundancia. El Maligno intentará susurrar la mentira de que nuestros propios fragmentos son inadecuados, que son demasiado pequeños a la vista de todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Pero sabemos la verdad de quién es Jesús y a qué nos está invitando.

Estamos siendo invitados a algo único durante este tiempo de cuarentena: no solo llevar nuestros fragmentos ante el Señor, sino también llevarlos ante los demás. Si lo dejamos, Jesús será fiel para tomar los fragmentos de nuestros corazones y relaciones, nuestras despensas y bolsillos y transformarlos en abundancia para nosotros y para quienes nos rodean.

Preguntas de reflexión

1. ¿En qué parte de nuestras vidas se nos pide que seamos más generosos con nuestros recursos? 2. ¿Quién es alguien con quien no hemos hablado en un tiempo al que pudimos contactar?

3. ¿Cuál es un lugar en nuestro corazón donde nos sentimos rotos y hemos luchado por dejar entrar a Jesús?

Lauren Scharmer, MSW, es una trabajadora social que vive en St. Louis, MO.